"Yo viajo para que no se me escape la vida" - Violeta

Violeta y Daniel se conocieron hace un mes en Guayaquil. Ahora se encuentran en Quito desde hace una semana. Planean quedarse en esta ciudad durante un tiempo más pues no quieren separarse. Daniel emprenderá un viaje de vuelta a su país de origen: Colombia, y Violeta continuará con su viaje alrededor de Latinoamérica, para volver a Chile en aproximadamente 3 años, según sus planes. Los viajeros se ganan la vida y el pan de cada día haciendo malabares y distintas formas de entretenimiento en los semáforos de Quito. "Lo que pretendemos es sacarle una sonrisa a la gente", me dice Violeta. Es una chica muy agradable y risueña. Tiene 20 años y lleva 3 meses viajando. La aventura la empezó con un amigo, sin embargo se separó de él antes de conocer a Daniel. Él ha estado fuera de su país durante un año y 8 meses, y si no hubiera sido porque conoció a Violeta, quizás ya estaría de vuelta en su patria. Mientras Daniel hacía malabares tuve una agradable conversación con Viole, me contó que decidió emprender el viaje solamente 10 días antes de salir. Sus padres fueron informados al respecto y se fue. Me parece una verdadera aventura, a la vez que un acto de valentía el atreverse a salir así, sin una planificación previa extensa y detallada. Sinceramente, yo no me atrevería a hacer eso, aunque tal vez debería...no sé. "Tienes que perder el miedo. Sólo cuando vives en la calle te das cuenta de que no es tan grave, no pasa nada" me dice mi nueva hermana de espíritu. No obstante reconoce que en las calles también ha conocido gente que es mala, pero que si no hubiera salido ni tampoco se hubiera separado de su amigo, quizás nunca conocía a Dani. Todo pasa por algo. "Uno no viaja para escaparse de la vida. Uno viaja para que no se le escape la vida". Si bien sus amigos pueden no entender el hecho de que viaje tan a la aventura, Viole es feliz y en su perfil de Facebook pone que estudia en la "Universidad de la Vida". Esta es la más sabia y la que realmente cuenta. Considero que vale más viajar, vivir y amar, que adquirir un título y volverse un esclavo del trabajo. Así podemos caer en un círculo vicioso que nos obliga a dejar de trabajar para vivir, y empezar a vivir para trabajar. Violeta y Daniel, así como muchos otros que mochilean por el mundo, trabajan para vivir, para conseguir el pan de cada día. Su vida si se puede resumir en vivir un día a la vez y soñar alto. En la Biblia hay un pasaje que dice que debemos confiar más en Dios y en su providencia pues Él se encarga incluso de alimentar a las aves del cielo cada día. Es exactamente así: 25 »Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? 26 Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves! 27 En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? 28 »¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. 29 Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. (Mateo 6:25-29) Este pasaje me parece el perfecto para el mochilero y, coincidiendo con Viole, "siempre aparece un angelito cuando es necesario". Si alguna vez no tenían plata para comer, aparecía alguien y les invitaba por el hecho de ser extranjeros. En los viajes que yo he realizado me ha pasado lo mismo. Justo cuando estaba preocupada porque ya casi no me quedaba dinero, aparecía un angelito y las cosas se solucionaban. Al viajar, uno aprende a confiar en que hay Alguien arriba que vela por nosotros, independientemente de las creencias que tengamos o la religión que profesemos. El mundo está lleno de gente espectacular que tiene siempre algo que enseñarnos. Para mí, Viole y Daniel representan el sueño más profundo que llevo dentro de mí. Quisiera poder aventurarme sola como Viole y no dejar que la vida se me escape. He mochileado, sí. Pero aún yace en mi un poco de miedo que me impide lanzarme a la aventura de una manera tan radical como lo hacen ellos. Después de compartir casi dos horas y media con ellos, camino a mi casa, no podía quitarme la sonrisa del rostro. Encontrar gente así es lo que me da vida y me hace auto-covencerme de que "mochileando soy" y, por eso, #mochileandovoy.